El propósito corporativo detrás de las marcas

Quiero empezar este post haciendo una pregunta directa:

Más allá de obtener beneficios económicos para sus accionistas, ¿sabes cuál es el propósito corporativo de la empresa para la que trabajas? Y cómo empresario o gerente, ¿has definido el propósito de tu compañía? ¿Lo conocen tus grupos de interés: empleados, clientes, proveedores, accionistas…?

Las empresas con un propósito claro no solo lanzan un producto o servicio al mercado, sino que definen con claridad qué hacen, más allá de ganar dinero, para mejorar la vida de sus clientes.

Lo más probable es que todas las respuestas sean negativas. ¿Por qué? Porque en España, y más en Navarra, todavía son demasiadas las empresas que no han definido con claridad cuál es el propósito que guía su actividad; y son incluso más aquellas que sí lo saben pero no han creado una estrategia de comunicación para darlo a conocer.

Las empresas con un propósito claro no solo lanzan un producto o servicio al mercado, sino que definen con claridad qué hacen, más allá de ganar dinero, para mejorar la vida de sus clientes. En el fondo, contar con un propósito supone decir a tus grupos de interés que apoyas su causa más allá del producto que ofrezcas. Por este motivo, la clave del propósito no es qué haces ni el cómo lo haces, sino: ¿por qué lo haces?

¿Qué beneficios obtienen las empresas que promueven el propósito corporativo?

1) Relevancia y diferenciación de la competencia.
2) Reputación positiva y generación de confianza entre sus grupos de interés.
3) Crecimiento sostenible.
4) Proyecto estratégico claro.
5) Alta conexión (engagement) con sus públicos objetivos.
6) Una narrativa corporativa clara.

Sin embargo, el propósito no puede quedar simplemente escrito en una página web o en diferentes espacios físicos de la compañía, sino que debe vertebrar todas las acciones y decisiones que esta emprenda y mostrarse en cada uno de los actos. Y para que sea veraz: 1) Debe generar un impacto positivo en la sociedad. 2) Debe ser auténtico y estar alineado con la actividad de la empresa. 3) Debe estar implícito en la cultura de la compañía. 4) Tiene que estar liderado por las personas que forman el equipo directivo y compartido con toda la organización. 5) Debe basarse en una visión a largo plazo. 6) Debe ser cuantificable y aplicable a la realidad.

Las ventajas de contar con un propósito definido y bien comunicado están muy claras, por eso parece evidente que las empresas no pueden demorar más la definición clara de un propósito corporativo que guíe sus pasos. ¿De qué manera? Siguiendo estas cinco fases:

Fase 0. Convicción.
Fase 1. Descubrimiento y desarrollo.
Fase 2. Activación e implementación.
Fase 3. Comunicación.
Fase 4. Monitorización, medición y corrección.

En Brandok ayudamos a las empresas a (re)descubrir cuál es su propósito corporativo, a crear su relato más adecuado y planteamos la mejor estrategia de comunicación para que sea interiorizado por sus grupos de interés.

Alejandro Valls

Alejandro Valls

Director de Cuentas y Contenidos

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