Los eventos presenciales se han visto reducidos a causa de la pandemia. En estos momentos, realizar una actividad de este tipo implica una organización previa mucho más escrupulosa, sin hueco a la improvisación, dónde las medidas sanitarias deben convivir con el leitmotiv del evento.

Este nuevo contexto no puede hacer que restemos importancia a la imagen y a la decoración de nuestros encuentros. Al contrario, brinda una oportunidad única para sacar toda la creatividad de que disponemos y así lograr un evento único y perdurable en la mente de los asistentes.

La decoración en un evento, también conocida como arquitectura efímera, es decir, toda aquella que se diseña, o construye y utiliza con un fin concreto para un acontecimiento, se debe cuidar al máximo detalle porque constituye uno de los elementos clave para transmitir los valores de una marca.

Otra de la claves para potenciar y comunicar la imagen corporativa de una empresa a través de la decoración en un evento, es mantener de principio a fin la misma línea estética para que todos los elementos respiren lo mismo. Tener muy claro desde la ideación del encuentro lo que queremos transmitir y que esos valores se trasladen a todos los materiales creados ad hoc para la ocasión

Todas las partes implicadas, cliente, organizador y proveedores tienen que disponer de la misma información y unas directrices claras sobre lo que se pretende transmitir con la imagen y la decoración del evento en cuestión para conseguir que sea un éxito.

En todo este proceso de producción, uno de los pilares fundamentales para conseguir los objetivos es, sin duda, la relación de confianza que se debe establecer con el cliente, gracias a una buena comunicación y entendimiento de sus necesidades desde el principio.

Decorar sin saturar, ofrecer imagen y valores de marca con todos los elementos de la decoración y lograr una imagen coherente, deben ser los objetivos prioritarios de un departamento de producción de eventos.